¿Es usted una de esas personas que parece que no puede renunciar a algo en lo que ha invertido tiempo, esfuerzo y dinero, incluso si ya no vale la pena? Si eso le suena familiar, ¡es posible que esté cayendo en la falacia del costo hundido! Pero no te preocupes, no estás solo. Incluso los más inteligentes son víctimas de este sesgo cognitivo, ¡especialmente cuando se trata de finanzas!
¿Qué es la falacia del costo hundido?
La falacia del costo hundido es un sesgo cognitivo que ocurre cuando las personas continúan invirtiendo en un proyecto o decisión incluso si ya no es viable o rentable. ¿Por qué? Simplemente porque ya han invertido tiempo, esfuerzo y dinero en ello y, por lo tanto, abandonar el proyecto o la decisión ahora puede parecer un desperdicio de los recursos ya invertidos (Arkes y Blumer, 1985).
Imagina que compraste una entrada para ver una película, pero a la mitad te das cuenta de que es terrible. Tienes dos opciones: irte y hacer otra cosa o quedarte y ver la película hasta el final. Al quedarse, es posible que esté desperdiciando más de su valioso recurso: el tiempo. Si te marchas, es posible que sientas que estás perdiendo el tiempo y el dinero invertido hasta el momento. Este conflicto se relaciona con la falacia de los costos hundidos y el mismo principio se aplica a las decisiones financieras.
¿Por que sucede?
La falacia del costo hundido se produce porque las personas naturalmente tienden a evitar pérdidas, incluso si eso significa seguir invirtiendo en algo que ya no es rentable. Además, las personas suelen otorgar valor emocional a las cosas en las que han invertido, lo que les dificulta dejarlas ir. Este sesgo puede conducir a decisiones financieras irracionales e impedir que las personas alcancen sus objetivos financieros.
Supongamos que compró acciones de una empresa cuyo valor ha ido disminuyendo constantemente. A pesar de la tendencia a la baja, usted sigue conservando las acciones porque ya ha invertido una gran suma de dinero y no quiere perder. Esta forma de pensar podría hacer que usted pase por alto mejores oportunidades de invertir, lo que eventualmente podría generar aún más pérdidas.
Otro ejemplo podría ser continuar pagando por un servicio de suscripción que ya no usa o necesita, simplemente porque ya lo pagó por adelantado y no quiere “desperdiciar” el dinero que ya gastó.
¿De qué manera pueden los bancos utilizar la falacia de los costos hundidos para capacitar a las personas para que administren su dinero de manera más efectiva?
Las instituciones financieras pueden ayudar a sus clientes a superar la falacia del costo irrecuperable ofreciéndoles orientación y herramientas financieras útiles. Estas herramientas pueden ayudarlos a tomar decisiones racionales basadas en el presente y el futuro, en lugar de inversiones pasadas. Por ejemplo, los bancos pueden ofrecer herramientas de presupuesto y ahorro que permiten a los clientes realizar un seguimiento de sus gastos y crear objetivos financieros. Este enfoque anima a los clientes a centrarse más en sus objetivos financieros futuros que solo en lo que ya han aportado (Tversky y Kahneman, 1991).
Además, los bancos pueden ofrecer consejos y apoyo financieros individualizados para ayudar a los clientes a reconocer cuándo están atrapados en la falacia del costo hundido y cómo liberarse de ella. De esta manera, los clientes pueden tomar decisiones monetarias más inteligentes que coincidan con sus planes financieros más amplios.
Conclusión
Superar la falacia del costo hundido puede ser un desafío, especialmente en cuestiones de dinero. Pero, al comprender de qué se trata este sesgo y cómo funciona, las instituciones financieras pueden ayudar a guiar a los clientes hacia decisiones financieras más inteligentes que se alineen con sus objetivos a largo plazo. Con el conocimiento y las herramientas financieras adecuadas, los clientes pueden deshacerse de la falacia de los costos hundidos y trabajar para lograr un futuro financiero más seguro.